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En el medio Aldo Rico rodeado de oficiales amotinados |
Al
ver esto Aldo Rico, que hasta ese momento estaba al mando del Regimiento de
Infantería San Javier en Misiones, decidió trasladarse a Campo de Mayo a
dirigir la sublevación en la Escuela de Infantería. La mayoría de los oficiales
y suboficiales sublevados estaban acusados de genocidio durante la última
dictadura militar por lo que pedían la finalización de los juicios.
Ese mismo día cientos de miles de personas salieron a las calles de todo el país en defensa de la democracia, ocupando la Plaza de Mayo y obligando al Presidente Alfonsín a dar un discurso frente a una multitud.
La
primera reunión para disuadir dicha situación fue entre Aldo Rico y
funcionarios importantes del gobierno como el Ministro de Defensa, Raul
Jaunarena en donde Rico exponía 5 puntos:
1- Exigían el pase a retiro del General Ríos Ereñú y el nombramiento de otro general elegido dentro de una lista que ellos propondrían.
2- Solución política para la revisión de lo actuado en la lucha contra la subversión.
3- Cese de la campaña de los medios de comunicación en contra de las Fuerzas Armadas.
4- Retrotraer todo con respecto a los oficiales que habían participado en dichos levantamientos en esa Semana Santa.
5- Un aumento destinado al presupuesto de las fuerzas armadas.
Inmediatamente el ministro junto a sus ayudantes se negaron a los pedidos y Rico, al ver que ya no se podía hacer más nada, prometió levantar la sublevación a la mañana siguiente.
1- Exigían el pase a retiro del General Ríos Ereñú y el nombramiento de otro general elegido dentro de una lista que ellos propondrían.
2- Solución política para la revisión de lo actuado en la lucha contra la subversión.
3- Cese de la campaña de los medios de comunicación en contra de las Fuerzas Armadas.
4- Retrotraer todo con respecto a los oficiales que habían participado en dichos levantamientos en esa Semana Santa.
5- Un aumento destinado al presupuesto de las fuerzas armadas.
Inmediatamente el ministro junto a sus ayudantes se negaron a los pedidos y Rico, al ver que ya no se podía hacer más nada, prometió levantar la sublevación a la mañana siguiente.
La
mañana siguiente los funcionarios del gobierno y el pueblo, se encontraron con una sorpresa, Rico no había cedido con el levantamiento y se había atrincherado
nuevamente. Ante esto, la multitud que estaba a la espera en Plaza de Mayo, en
defensa de la democracia, comenzó a movilizarse a Campo de Mayo para disuadir a
los Carapintadas. Rico afirmó que la única manera de levantar la sublevación
sería si el Presidente iba allí a hablar en persona con él.
En
un comienzo el pedido del líder de los Carapintadas parecía una locura, pero al
ver que la gente se comenzaba a movilizar y que se podía producir el derramamiento
de sangre, Alfonsín decidió ir allí, sin saber que pasaría o con qué se
encontraría.
Antes
de partir hacia Campo de Mayo, el presidente salió al balcón donde pronunció un
discurso el cual se dirigía a la multitud anunciando que se iba a ir personalmente
a Campo de Mayo para obtener la “rendición de los sediciosos”, estallando de
euforia dicha multitud.

Si
bien se dice que Alfonsín negoció con los Carapintadas, esto no es verdad ya
que el Presiente, desde un primer momento rechazó los 5 puntos que proponía Rico y
frente a la presión social, los Carapintadas decidieron rendirse. El concepto
de “negociación”, fue impuesto por los mismos Carapintadas luego del episodio
de Semana Santa para demostrar que tenían mucho poder y que hasta negociaban
con el propio Gobierno.
Cuando
la sublevación cesó, Alfonsin salió nuevamente al balcón Presidencial donde se
dirigió nuevamente a la multitud pronunciando un discurso para llevar
tranquilidad al pueblo, culminándolo con una frase que quedaría en la historia:
“Felices
Pascuas. Los hombres amotinados han depuesto su actitud. La casa está en
orden”.
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